Pablo Castillo y Helena Mayorga son dos amigos que crearon un juego de mesa llamado Oziland. Antes de llegar a realizar este proyecto, Pablo ha pasado por un intenso recorrido profesional:
“La verdad que he dado muchas vueltas. Primero empecé en el mundo audiovisual, en el periódico de aquí, el Ideal. Más tarde hice un máster de Guión en Madrid que me permitió realizar unas prácticas en la serie Acacias 38 (inciso, fue aquí donde conocí a Helena Mayorga). Luego, gracias a ellas, estuve trabajando en otra serie en Madrid. Después volví a Granada. Me planteé qué hacer con mi vida y pensé en el mundo de los videojuegos e hice un máster. Gracias al título, me contrataron como autónomo y desarrollé un videojuego en 6 meses, pero, finalmente volví a cambiar de trabajo para buscar algo más estable. Más adelante, decidí opositar para ser profesor de lengua y aún estoy luchando por ello”.
Para empezar la entrevista Pablo, nos gustaría saber cuál fue la inspiración que os llevó a crear vuestro juego de mesa.
Primero pensamos en realizar un producto basado en el cine, pero lo probamos y algunas editoriales nos dijeron que el juego era demasiado complejo. Fue entonces cuando me propuse realizar un juego lo más sencillo posible: juntar colores estilo dominó y que a través de algunas fichas se puedan realizar acciones extra. Al principio no tenía claro la temática y los “fichas” eran solo abejas de colores. Cuando se lo comenté a Helena se le ocurrió que podíamos hacerlo sobre el Mago de Oz ya que es un universo muy colorido. Todo un éxito la verdad.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentasteis durante el proceso de diseño y cómo los superasteis?
Podría decir que uno de nuestros mayores retos fue encontrar una empresa que nos fabricase los materiales tal y como los queríamos, reducir costes manteniendo la calidad del producto y hacer que éste se venda en tiendas físicas. Éste último fue el gran desafío, las tiendas, ya que nuestro objetivo principal es que se conozca nuestro juego de mesa.
¿Fue un proceso basado en la experiencia personal o en la investigación de mercado?
A nivel de mercado me di cuenta de que la clave estaba en gestionar muy bien la atención del público, porque si el juego es muy largo de explicar la gente puede perder la atención. Más tarde al acudir a algunos eventos como la Ludo Ergo Sum en Madrid lo pude confirmar ya que los juegos se explicaban en 5 minutos y se jugaban en apenas 10. Este hecho hacía que lo pudieran probar un mayor número de potenciales compradores.
¿Cuál fue el momento más gratificante o emocionante durante el desarrollo del juego?
Tengo varios momentos en mente. El primero fue cuando la editorial mostró interés por nuestro juego. Después, hay otro cúmulo de momentos que se siguen repitiendo: cada vez que observo de primera mano cómo el público sonríe y se lo pasa bien jugando a Oziland. Intento ser lo más cercano posible en cada dedicatoria. Que el público disfrute es realmente emotivo.
Respecto a la validación de vuestro juego ¿Hubo pruebas de juego y revisiones con amigos o grupos de prueba? ¿Cómo influyeron estos comentarios en el desarrollo del juego?
Sí. Cuando estuve trabajando en Madrid pudimos testear el juego con una asociación de juegos llamada LUDO, también lo testeamos entre nosotros e incluso llegamos a probarlo en el Café-Pub el Continental, en Granada, con distintos grupos de personas.
Háblame sobre el proceso creativo. ¿Cómo empezasteis a desarrollar la idea y cómo evolucionó con el tiempo?
Después de hacer un análisis teórico de las instrucciones con Helena, pensamos en cómo llevarlo a la práctica. Si bien es cierto que las instrucciones surgieron sobre la marcha (conectar losetas por colores) lo complicado fue pensar cuántas fichas hay que hacer de cada color, cuántos triángulos… En este punto, Helena hizo un gran trabajo al aplicar las matemáticas y crear las fichas justas. Una vez creado el prototipo con papel, lo llevamos a la editorial. No hubo muchos cambios. Podría decirse que el juego nació entero desde un primer momento.
¿Cuál es la audiencia objetivo para tu juego? ¿A quién esperáis que le guste y juegue?
Diría que a este juego podría jugar cualquier persona, porque uno de los valores que tiene es su sencillez en los dos modos de juego. Si hablamos del modo simple e intuitivo, podríamos decir que nuestro público objetivo son familias, niños e incluso adolescentes. Para el modo más complejo el público objetivo son los llamados “jugones” (personas que han probado más tipo de juegos de mesa, independientemente de la edad) ya que requiere de más capacidad de gestión y desarrollo de estrategias para ganar.
¿Qué aspecto del juego crees que lo hace único en comparación con otros juegos de mesa?
Una de las ventajas de Oziland es que no depende del idioma, por lo cual es fácil jugarlo en cualquier parte del mundo. Otro aspecto que le hace único es que, a pesar de ser un juego de mesa tan pequeño, tiene dos modos de juego. Finalmente un punto importante es que está preparado mediante “tramas” para que cualquier persona pueda jugar, tenga dificultades de visión o no.
¿Cómo planeas comercializar y promocionar tu juego de mesa? ¿Tienes alguna estrategia específica en mente? Actualmente lo estamos haciendo a través de la venta directa (los autores) y también a través de Amazon (se encarga de ello la editorial Abba Games).
Pablo eso es todo, muchas gracias por esta entrevista, te deseamos muchísima suerte con OZILAND y tus nuevos proyectos.